Gestión de la Emergencia del Volcán de la Palma (IV)
Operatividad de la Emergencia: Etapas
1) Notificación, valoración y clasificación
Esta etapa es única debido a que, en la mayoría de los riesgos una vez que se manifiesta el fenómeno se desarrolla conforme a una secuencia de hechos que tendrán continuidad hasta el final de la emergencia. En caso de riesgo volcánico pueden existir varias condiciones de inicio de un nuevo comportamiento ya sea bajando la actividad, y por lo tanto el riesgo, o por el contrario intensificándola.
Existirán varias fuentes de información de la aparición de las señales que indican que hay riesgo volcánico, desde un comienzo, dado que el comportamiento volcánico es registrado por medio de unos indicadores. En el caso del Volcán de La Palma, fueron los enjambres sísmicos el principal indicador que alertó de la inminente erupción, aunque previamente ya se habían detectado seísmos de leve intensidad y un ligero incremento en la concentración dióxido de azufre (SO2) en las zonas afectadas.
2) Activación del PEVOLCA
Tomando en consideración que el riesgo volcánico comprende una serie de acciones a desarrollar en forma secuencial se ha establecido a nivel mundial un sistema de alerta a la población basado en la selección de cuatro colores. De esta forma la población podrá adoptar ciertos comportamientos basados en un símbolo fácil de entender es el llamado semáforo volcánico (en el próximo artículo de la serie, analizaremos los diferentes significados de los colores de los semáforos y su impacto en la población alertada).
3) Gestión de la emergencia
Esta situación de extremo riesgo para la vida de las personas y de las infraestructuras fundamentales requiere de la aplicación inmediata de todos los medios y recursos intervinientes del Plan de Emergencias. En esta fase se hacen evidentes los procesos eruptivos y la propia salida del material magmático a la superficie. En esta situación se debe haber completado la evacuación de toda la población bajo riesgo, y en caso de que esta no se haya podido culminar, se procederá́ a la evacuación obligatoria. Por tanto, la gestión de la emergencia comienza desde las primeras detecciones de actividad sísmica, indicadas por el semáforo naranja, mediante el establecimiento de medidas de prevención y limitación de actividades. También, como parte de la gestión de la emergencia en esta fase temprana, se procede a la a emisión de avisos y comunicados a otros organismos involucrados, y las orientaciones de autoprotección a través de los medios de comunicación, haciéndose llegar a las poblaciones de riesgo directo el plan de evacuación previsto y las recomendaciones de cómo actuar.
4) Fin de la emergencia
Cuando la emergencia esté plenamente controlada y no exista condición de riesgo para las personas, el Director/a del Plan declarará formalmente el fin de la emergencia.
La declaración de fin de la emergencia no impide, sin embargo, que si es necesario continúe la vigilancia preventiva en el lugar o zona afectada por el accidente y se sigan realizando las tareas reparadoras y de rehabilitación, así como que se mantengan medidas preventivas.
Acciones a realizar en esta fase:
- Retirada de operativos.
- Repliegue de recursos.
- Realización de medidas preventivas complementarias a adoptar, si procede.
- Evaluación final del siniestro: análisis de las actuaciones realizadas.
- Elaboración de informes y estadística.